Mipyme solo representa el 15 % de las exportaciones

Este sector representa cerca del 90 % del empresariado nacional; sin embargo, exporta poco comparado con empresas de otros tamaños.

La micro, pequeña y mediana empresa (mipyme) es un sector económico que representa cerca del 90 % del empresariado salvadoreño, según varios informes y datos de gremiales. Sin embargo, es un sector que exporta poco comparado con empresas de otros tamaños.

Según datos de la Encuesta Nacional MYPE 2018, realizada por la Comisión Nacional de la Micro y Pequeña Empresa (CONAMYPE), el Banco Central de Reserva (BCR) y la Dirección General de Estadística y Censos (DIGESTYC), en 2016 El Salvador exportó $5,303.13 millones, de los cuales $794.70 millones fueron exportados por la mipyme, que representa un 15 %. En ese sentido, las exportaciones de las grandes empresas representan el 83.5 % del total exportado por El Salvador. En cuanto a la participación de las empresas en número de unidades, la encuesta de la CONAMYPE indica que para 2016 la mipyme representó el 50 % de las empresas exportadoras que suman 1,218 de un total de 2,436 empresas.

«Del grupo de la mipyme destaca la pequeña empresa por tener un mayor número de unidades que son 610 y que representan un 25 %, luego sigue la microempresa con un 16.8 % y la mediana empresa con un 8.2 %», agrega dicho documento nacional.
Entre otros datos, la Encuesta MYPE también identificó los productos principales que exportan las mipymes. Para el caso de la microempresa se determinó que el principal producto que exportan son los clasificados como maquila y confección con una participación del 61.5 %. Le sigue la venta de productos textiles, prendas de vestir y calzado con 4.8 %, y luego van los materiales de construcción y ferretería con el 4.8 %.

En la pequeña empresa se registró que la maquila textil y confección son los que más exportan, con el 36 %. Mientras que la mediana empresa, lo que más exporta son productos de panadería y pasteles, que representan un 11.9 %, solo superado por la venta al por menor de combustibles para automotores.

Ante este contexto, el presidente de la Corporación de Exportadores de El Salvador (COEXPORT), Marvin Melgar, opina que las exportaciones se están distribuyendo de manera diferente a como ocurría hace un par de décadas. «En los años 60 y 70 era cuando las exportaciones se concentraban en pocas empresas. Ahora son más de 1,800 empresas que están registradas y exportan sus productos; hay 200 empresas que concentran el 80 % de las exportaciones», agregó.

«Pero cuando una empresa grande exporta, encadena a empresas pequeñas. Quizá estas empresas pequeñas no exportan, pero están siendo proveedoras de una grande que sí exporta», complementó Melgar. Las cifras globales y oficiales del BCR sostienen que El Salvador exportó $5,904.5 millones al cierre del año pasado. Esta cifra representa un crecimiento de 2.5 % respecto a 2017, cuando el país exportó $144.5 millones menos. Sin embargo, la tasa de crecimiento de las exportaciones del año pasado fue menor a la registrada en 2017, cuando el país creció 6.3 %.
El informe del BCR indica que nuevamente la industria manufacturera, que incluye bienes maquilados, es el sector con mayor influencia en el sector, ya que alcanzó exportaciones de $5,727.4 millones al cierre de 2018, con una participación del 97 % del total exportado y un crecimiento de 2.8 %.

Fuente: LPG

BID prevé más empleos en rubros salud y educación

Las proyecciones fueron hechas a partir de la población escolar, la cifra de médicos por pacientes y de enfermeros.

América Latina necesitará en los próximos años unos 12 millones de maestros, 3 millones de médicos y 8 millones de enfermeros para atender a su creciente población, tanto de niños y jóvenes en edad de estudiar, como de adultos mayores, que requerirán de mayor atención de salud. La estimación la realizó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
«Educación y salud: ¿los sectores del futuro?», la segunda entrega de la serie «El Futuro del Trabajo en América Latina y el Caribe», del BID, ofrece una proyección sobre cuál será la demanda de los profesionales del sector social en 24 países de la región.

«Nuestro estudio muestra que, incluso en el marco de la cuarta revolución industrial, podemos esperar que el número de maestros, médicos y enfermeros en América Latina y el Caribe continúe creciendo a gran velocidad», explicó Marcelo Cabrol, gerente del Sector Social del BID, en un comunicado.

«Nuestra metodología nos permite conocer que, por ejemplo, una tercera parte de los maestros que habrá dentro de 15 años, y casi dos terceras partes de los médicos y enfermeros son personas que todavía no han empezado su vida laboral. Ante esta realidad, la clave es asegurar que estos nuevos profesionales tengan las habilidades y la formación que necesitan para ser los maestros, médicos y enfermeros del futuro», subrayó.

Las proyecciones fueron realizadas a partir de cómo se prevé que cambie la población en edad de estudiar, las tasas de matrícula escolar y el número de niños en cuanto a maestros.

Para el sector salud, el BID estimó la proporción de médicos con respecto a la población de adultos mayores que existirá en las próximas décadas y la proporción de enfermeros por cada médico.

En el caso de El Salvador, el BID estima que la cifra de docentes pasaría de 25,000 en caso de los de primaria, y 20,000 para los de secundaria, a unos 40,000, en ambos casos. Mientras que los de parvularia pasarían de ser alrededor 7,000 a más de 15,000.

En cuanto a los médicos, el BID estima un incremento de 10,000 a más de 21,000. Mientras que en los enfermeros, de 29,000 a 59,000 en 2040.

Además, «la brecha en los ingresos laborales entre hombres y mujeres también es sustancialmente menor entre maestros, médicos y enfermeros que entre los profesionales en otras ocupaciones. Se mire como se mire, los trabajos en educación y salud son –y seguirán siendo– buenos trabajos, en especial, para las mujeres», dice el estudio.

Fuente: LPG

Déficit fiscal creció 9.13 % y alcanzó los $694.44 mills. en 2018

Los gastos aumentaron a un mayor ritmo que los ingresos, lo que contribuyó a que se ampliara el déficit fiscal.

El déficit fiscal de El Salvador, incluyendo pensiones, creció 9.13 % al cierre de 2018 y alcanzó los $694.44 millones, indican estadísticas publicadas la semana pasada por el Banco Central de Reserva (BCR).

Este indicador muestra la diferencia entre los ingresos y gastos del Sector Público No Financiero (SPNF, que incluye al Gobierno Central y las empresas públicas no financieras). El déficit aparece cuando los gastos superan a los ingresos y es lo que precisamente sucedió en 2018.

Los gastos del SPNF ascendieron a $6,390.44 millones en 2018, pero los ingresos y donaciones sumaron $6,061.99 millones, resultando en una diferencia de $328.45 millones. Al sumar los $366 millones originados por las pensiones, el déficit fiscal del SPNF llega a $694 millones.

Respecto a 2017 -cuando representó $631.01 millones-, el déficit fiscal del año pasado aumentó en $63.43 millones (9.13 %). Según los datos del BCR, el déficit acumuló cuatro años consecutivos de descensos desde 2014, tendencia que se interrumpió en 2018.

Durante 2018, los gastos del SPNF crecieron a mayor ritmo que los ingresos. Mientras los gastos aumentaron en $433.65 millones, los ingresos lo hicieron en $175.82 millones.

Los gastos de consumo, seguidos de la inversión pública y el pago de intereses de la deuda, son los que impulsaron los desembolsos del SPNF.

Los gastos de consumo  sumaron $3,758.78 millones en 2018, un aumento de $191.66 millones (5.1%) respecto al año anterior.

La inversión bruta del SPNF, que había estado deprimida en años anteriores, se recuperó y alcanzó $821.08 millones en 2018, $154.63 millones más que en 2017 (18.83 %).

Los intereses de la deuda pública llegaron a $924.08 millones, un incremento anual de $124.23 millones (13.44 %).

En cambio, las pensiones registraron un descenso, atribuido a los efectos de la reforma previsional aprobada en 2017. El gasto pasó de $560.39 millones en 2017 a $366 millones en 2018, una reducción de $194.39 millones.

Este ahorro, sin embargo, fue contrarrestado por los gastos corrientes. Los gastos de consumo y de intereses forman parte de los gastos corrientes, los cuales totalizaron $5,502.06 millones, $288.44 millones más que en 2017.
La inversión, en tanto, forma parte de los gastos de capital y éstos llegaron a $888.54 millones, $144.99 millones adicionales.

Fuente: DEM